Napoleón Bonaparte había pactado con el rey español Carlos IV, mediante el Tratado de Fontainebleau, firmado el 27 de octubre de 1807 —a través del valido de éste, Manuel Godoy—, la ocupación de Portugal, a fin de hacer efectivo el bloqueo comercial contra Gran Bretaña (el denominado Sistema Continental). De esta manera, las tropas francesas del emperador Napoleón I (compuestas por 24.000 hombres al mando del general Pierre-Antoine Dupont) entraron en España como aliados, pero aquél decidió enseguida controlar militarmente el país para, ante las desavenencias reales entre Carlos IV y su heredero Fernando VII, desbancar a la Casa de Borbón y sustituirla por su propia familia, concretamente por su hermano, quien pasaría a ser el rey José I.
Para asegurarse la menor resistencia posible, Napoleón, mediante la argucia de actuar de árbitro entre padre e hijo, consiguió que ambos se trasladasen hasta la ciudad de Bayona, situada en el suroeste francés. El objeto era paralizar al Estado español. Ambos tuvieron que abdicar a favor de Napoleón entre el 5 y el 6 de mayo de 1808. Para completar el descabezamiento se pretendía trasladar a toda la familia real hacia el cautiverio, incluido el infante don Antonio, que había quedado al frente de una Junta de Gobierno.
El levantamiento contra los franceses tuvo lugar de forma espontánea en Madrid en la mañana del 2 de mayo. España estaba sin gobierno y buena parte ocupada militarmente. De las viejas autoridades únicamente se podía contar con los capitanes generales de Zaragoza, José de Rebolledo Palafox, y de Valladolid, Gregorio García de la Cuesta. El pueblo recuperó la soberanía: por todas partes surgían juntas provinciales, las cuales crearon a su vez una Junta Central (25 de septiembre de 1808). Entre mayo y junio toda España se había levantado en armas.
VIDEO EDITADO: ZUMACAYA
ETIQUETA: HECHOS HISTORICOS
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